Todo lo que nunca fuimos | Deja que ocurra #1 (Bilogía) | Alice Kellen |
| Planeta (2019) | Romántica, New adult | 346 páginas | 978-8408204824
" Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar. Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar. Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel.
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo. "
Todo lo que nunca fuimos es la primera parte de la bilogía Deja que ocurra, de Alice Kellen.
La autora se caracteriza por la carga emocional y la cantidad de sentimientos contenidos que hay en sus historias. Y a mí, como lectora, consigue transmitírmelos todos. Ya lo hizo con El día que dejó de nevar en Alaska (reseña) y ha vuelto a hacerlo con esta bilogía.
Vamos a conocer la historia de Axel y Leah.
Aunque realmente todo parte de la historia de Leah. Conocemos a la protagonista un año después de haber vivido un trágico suceso que marcó su vida para siempre. A sus 19 años está muy lejos de parecerse a la Leah que fue antes que todo ocurriera. Tan dulce e impusiva, tan llena de vida y de color. La acompañaremos en un proceso de duelo en el que impera la ansiedad y que le arranca las ganas de vivir y todo lo que tenga que ver con lo emocional, con los recuerdos, con el color.
Por otra parte conoceremos a Axel, ese chico que adora la soledad y está acostumbrado a sus rutinas de surf al amanecer, trabajar desde casa, más surf, música en su terraza frente al mar y té antes de ir a dormir. Su tranquila vida se ve trastocada cuando, a petición de Oliver, su mejor amigo, accede a acoger a Leah en su casa durante unos meses mientras él se va fuera a trabajar.
Será en esa casa de madera a ras de playa donde por primera vez desde hace un año, Leah empieza a cambiar, a reaccionar. He sufrido mucho con ella y he conseguido empatizar más de lo que me gustaría, pues me he encontrado en su agonía, en su dolor, en sus ganas de no querer avanzar, en su negativa a recordar y a seguir viviendo como si nada hubiera pasado, como si todo siguiera igual.
Es un tema delicado pero la autora ha sabido llevarlo bien, desde el respeto. Eso conlleva que lo ha sabido transmitir muy bien, tanto que he llegado a sentirme molestada por algunas reacciones de Axel al respecto mientras intentaba ayudarla, mientras la presionaba.
Axel la conoce muy bien, sus familias se conocen de toda la vida, son como familia. Él recuerda a la Leah que siempre ha estado llena de felicidad, de risas y de vida, y le parte el alma verla así. Intenta, a su manera, hacerla regresar de esa especie de letargo en la que está sumergida.
Pero desconoce algo. No sabe que siempre ha sido el amor platónico de Leah, que a pesar de sus 10 años de diferencia, ella siempre ha estado enamorada de él.
Tampoco sabía que al acogerla en su casa su vida no volverá a ser la misma.
En cuanto a los personajes secundarios, me encanta el ambiente tan familiar que se respira cuando están todos juntos. Daniël, Georgia, Justin, los pequeños Max y Connor, Oliver... Pero he de decir que me encanta Daniël, el padre de Axel. Me he reído en todas y cada una de sus apariciones.
La autora nos ha regalado un final de los que abren heridas y escuece. No pude esperar ni un minuto a coger la segunda y última parte, que ya he leído y será la siguiente reseña que traiga al blog.
Recomiendo totalmente esta novela para todos aquellos que disfruten de una historia de amor con dificultades que está acompañada de temas como la superación personal, buscarse a uno mismo e intentar encontrarse, dejarse llevar por las emociones...
Creo que contar más sería quitarle la magia a esta historia.
He sentido tantas emociones que creo que lo justo es que os ocurra lo mismo si queréis leer esta novela, así que no cuento nada más. Hablaré un poco sobre los personajes en la reseña de la segunda parte.
Solo diré que es una de las historias que más he sentido en el pecho mientras leía.
Todas esas emociones contenidas de los personajes, sumado a ese ambiente australiano tan mágico, el olor salado del mar, el tacto de la arena de playa en los pies desnudos. El crujir de la madera de la terraza al sentarse en el suelo a observar el atardecer, con una taza de té entre las manos y la brisa del mar me azotando en la cara mientras suenan canciones de The Beatles de fondo. Ha sido maravilloso.
La novela está narrada a dos voces, Axel y Leah, y en primera persona por ellos. Está estructurada en 109 capítulos de variable extensión, algunos de ellos de tan solo una página. Presenta un prólogo y una nota de la autora en la que aconseja al lector algunas canciones para ciertos capítulos. Creedme que escucharlas hacen que esos momentos sean muy especiales.
El estilo de Alice es sencillo a la par que mágico. Fácil de leer pero con unas frases y reflexiones que quieres mantener y recordar de por vida. Como digo al principio de la reseña, su fuerte como escritora es la facilidad con la que transmite emociones al lector. Me ha hecho reír, llorar, erizarme el vello, suspirar... He sentido.
Todo lo que nunca fuimos es la primera parte de la bilogía Deja que ocurra, de Alice Kellen.
La autora se caracteriza por la carga emocional y la cantidad de sentimientos contenidos que hay en sus historias. Y a mí, como lectora, consigue transmitírmelos todos. Ya lo hizo con El día que dejó de nevar en Alaska (reseña) y ha vuelto a hacerlo con esta bilogía.
Vamos a conocer la historia de Axel y Leah.
Aunque realmente todo parte de la historia de Leah. Conocemos a la protagonista un año después de haber vivido un trágico suceso que marcó su vida para siempre. A sus 19 años está muy lejos de parecerse a la Leah que fue antes que todo ocurriera. Tan dulce e impusiva, tan llena de vida y de color. La acompañaremos en un proceso de duelo en el que impera la ansiedad y que le arranca las ganas de vivir y todo lo que tenga que ver con lo emocional, con los recuerdos, con el color.
"La primera vez que sus ojos se detuvieron en una pintura mía fue como si el mundo se parase; cada brizna de hierba, cada aleteo lejano."
Será en esa casa de madera a ras de playa donde por primera vez desde hace un año, Leah empieza a cambiar, a reaccionar. He sufrido mucho con ella y he conseguido empatizar más de lo que me gustaría, pues me he encontrado en su agonía, en su dolor, en sus ganas de no querer avanzar, en su negativa a recordar y a seguir viviendo como si nada hubiera pasado, como si todo siguiera igual.
Es un tema delicado pero la autora ha sabido llevarlo bien, desde el respeto. Eso conlleva que lo ha sabido transmitir muy bien, tanto que he llegado a sentirme molestada por algunas reacciones de Axel al respecto mientras intentaba ayudarla, mientras la presionaba.
Axel la conoce muy bien, sus familias se conocen de toda la vida, son como familia. Él recuerda a la Leah que siempre ha estado llena de felicidad, de risas y de vida, y le parte el alma verla así. Intenta, a su manera, hacerla regresar de esa especie de letargo en la que está sumergida.
Pero desconoce algo. No sabe que siempre ha sido el amor platónico de Leah, que a pesar de sus 10 años de diferencia, ella siempre ha estado enamorada de él.
Tampoco sabía que al acogerla en su casa su vida no volverá a ser la misma.
En cuanto a los personajes secundarios, me encanta el ambiente tan familiar que se respira cuando están todos juntos. Daniël, Georgia, Justin, los pequeños Max y Connor, Oliver... Pero he de decir que me encanta Daniël, el padre de Axel. Me he reído en todas y cada una de sus apariciones.
La autora nos ha regalado un final de los que abren heridas y escuece. No pude esperar ni un minuto a coger la segunda y última parte, que ya he leído y será la siguiente reseña que traiga al blog.
Recomiendo totalmente esta novela para todos aquellos que disfruten de una historia de amor con dificultades que está acompañada de temas como la superación personal, buscarse a uno mismo e intentar encontrarse, dejarse llevar por las emociones...
"Los seres humanos somos así: hacemos planes, tenemos sueños, ilusiones y metas, y nos centramos en hacerlos realidad sin pensar en qué ocurrirá si al final no lo logramos."
Creo que contar más sería quitarle la magia a esta historia.
He sentido tantas emociones que creo que lo justo es que os ocurra lo mismo si queréis leer esta novela, así que no cuento nada más. Hablaré un poco sobre los personajes en la reseña de la segunda parte.
Solo diré que es una de las historias que más he sentido en el pecho mientras leía.
Todas esas emociones contenidas de los personajes, sumado a ese ambiente australiano tan mágico, el olor salado del mar, el tacto de la arena de playa en los pies desnudos. El crujir de la madera de la terraza al sentarse en el suelo a observar el atardecer, con una taza de té entre las manos y la brisa del mar me azotando en la cara mientras suenan canciones de The Beatles de fondo. Ha sido maravilloso.
La novela está narrada a dos voces, Axel y Leah, y en primera persona por ellos. Está estructurada en 109 capítulos de variable extensión, algunos de ellos de tan solo una página. Presenta un prólogo y una nota de la autora en la que aconseja al lector algunas canciones para ciertos capítulos. Creedme que escucharlas hacen que esos momentos sean muy especiales.
El estilo de Alice es sencillo a la par que mágico. Fácil de leer pero con unas frases y reflexiones que quieres mantener y recordar de por vida. Como digo al principio de la reseña, su fuerte como escritora es la facilidad con la que transmite emociones al lector. Me ha hecho reír, llorar, erizarme el vello, suspirar... He sentido.
"Todo puede cambiar en un instante. Había escuchado esa frase muchas veces a lo largo de mi vida, pero nunca me había parado a masticarla, a saborear el significado que esas palabras pueden dejar en la lengua cuando las desmenuzas y las sientes como propias."
Resumiendo, Todo lo que nunca fuimos es la primera parte de la bilogía 'Deja que ocurra'. No solo conoceremos la historia de Axel y Leah, la novela también habla de superación personal, de sentimientos propios, de prioridades, de sueños. Una primera parte llena de emociones contenidas, de evolución de personajes, de dolor, de frustración pero también de momentos tiernos y divertidos, de pintura al lienzo, de The Beatles y piel salada por el mar.
Totalmente recomendable, sobretodo para aquellos que disfruten de novelas románticas intensas.
¿Os gustan las novelas románticas en las que tratan la superación personal?
A mí, personalmente, me gusta el género romático en todos sus ángulos. Me gusta esa adición emocional si los personajes están pasando por un momento delicado o tienen un pasado que les atormenta. Me encantan los personajes que, muy a su pesar, no ponen las cosas fáciles a la historia romántica.
¿Conocéis la historia de Axel y Leah?