El síndrome Kiwi | Lars Vintergatan | Ficción | Autopublicado (2019) | 219 páginas | 9781795821308
" Jules Eagle, un dentista recién graduado en Dunedin, decide, después de
sopesar no volver nunca a su pueblo, casarse con Haere Paniora, una
chica procedente también de Okarito con la que lleva varios años de
relación. Ese hecho trastocará los planes de vida de ambos y los
empujará a una monótona existencia en la que parecen haber encontrado el
equilibrio entre lo que son y lo que parecen ser. Un encuentro
accidental de la chica con Adler Fuchs, un investigador alemán del
hábitat de los kiwis, hará que afronte la realidad cuando ya siente que
no puede contar con su amigo Connor Bowers, el último que la ataba a un
compromiso que nunca quiso asumir.Impresionantes paisajes en el verano
austral de Nueva Zelanda, viajeros perdidos en lo más remoto y secretos
que nunca se han dicho en voz alta se alinean en una trama que nos hará
pensar sobre lo que esconde y desea de verdad el ser humano. "
El síndrome kiwi es la primera novela que leo del autor. Vamos a encontrarnos con una historia que es un canto a la búsqueda de tu propia esencia, la que te aporta felicidad, la que te permite quitarte peso de la mochila que llevas a cuestas y te quita ese ruido de la cabeza. Una historia mediante la cual vas a replantearte si todo lo que haces o dices es porque así lo sientes o bien es por no decepcionar a personas que aprecias.
La trama se sucede en Okarito, un pueblo de Nueva Zelanda en el que el recién matrimonio entre Jules y Haere, novios desde hace unos años, de repente entra en una monotonía y aparenta ser algo de lo que dista mucho de ser. Ambos han caído en un pozo del que no saben muy bien cómo salir sin lanzar metralla. Palparemos el dolor, la pena y la resignación que emana este joven matrimonio.
"Los momentos felices son los que curan el dolor y la desesperanza, sentirse orgulloso da tranquilidad."
Por otra parte vamos a conocer, con la ayuda de otros personajes y sus perspectivas, aspectos muy importantes que han marcado las formas de ser y las decisiones de ambos personajes. Han sido el caldo de cultivo de todo. Estamos ante una novela coral, por lo que serán varios los personajes que aporten su granito de arena para que podamos entender muchas cosas.
Sí es cierto que no he conectado demasiado con los personajes, tal vez por la corta extensión de la novela que no ha permitido profundizar en ellos como a mí me gusta, pero sí he notado su frustración, pena y por último su ilusión, y eso es mucho para mí como lectora. El mensaje que transmite es tan bonito, tan necesario y además está condensado en una novela corta con una ambientación tan poco explorada por mí, que no puedo hacer otra cosa que recomendaros leerla. Se lee en una tarde y te deja un poso de reflexión que no deberíamos obviar.
"A
veces la verdad no nos hace libres, solo nos encapsula en nuestros
propios pensamientos y crea cárceles de mentiras e hipocresía."
El mensaje que más me ha quedado grabado a fuego es que nunca es tarde para ser feliz, para enmendar errores y para labrarte tu propio camino. Que los cambios no son instantáneos, que hay veces que necesitamos tiempo, pararnos, reflexionar, darnos cuenta de que hay veces que para conseguir unas cosas es necesario sacrificar otras.
¿No os parece interesante esta reflexión? Os invito a pasear por Nueva Zelanda y haceros más de una pregunta cuando terminéis de leer esta novela.
~ Muchísimas gracias al autor por el envío del ejemplar. ~