Cuando no queden más estrellas que contar | María Martínez | Romántica | CrossBooks (2021) | 472 páginas | Comprar aquí
¿Cómo se recupera el rumbo de una vida trazada por una mentira?
Desde muy pequeña, Maya se ha sacrificado en cuerpo y alma por el ballet. Trabaja como solista en la Compañía Nacional de Danza y los ballets más prestigiosos han puesto sus ojos en ella. Sin embargo, un grave accidente acaba con su futuro prometedor.
El único mundo que Maya conoce se ha derrumbado.
Su abuela, que ha guiado cada uno de sus pasos, la culpa por lo sucedido.
La ausencia de su madre pesa más que nunca.
Y un hallazgo fortuito abrirá una profunda herida.
Un viaje inesperado, una chica incompleta y una verdad escondida en una caja de música.
A veces, dejar que suceda es todo lo que necesitas. "
Cuando no queden más estrellas que contar es la segunda novela que leo de la autora. Mi primer contacto con ella fue con Tú y otros desastres naturales, que me gustó bastante pero no llegó a emocionarme como lo ha logrado esta historia.
Y es que no estamos ante una historia de romance al uso. Sí, hay una historia romántica que tiene su importancia en la trama, y el personaje de Lucas me ha encantado, pero la máxima protagonista en toda esta historia es Maya.
Maya como la gran bailarina de ballet que es. Maya como la niña que ha vivido siempre con sus abuelos y extraña a su madre. Maya como la que un día un accidente trunca su carrera profesional y su futuro. Maya como la que, de repente, se encuentra sola sin saber hacia dónde dirigir sus pasos.
A punto de abandonar la que siempre ha sido su casa se encuentra con una foto que le dará el coraje suficiente para afrontar sus siguientes pasos.
Una Maya rota, dolida y vacía por culpa de la maldad y la tiranía de su propia abuela, emprende un viaje hacia Sorrento, donde espera encontrar respuestas. No sabe que su vida va a cambiar tanto a partir de este viaje... Pero eso te lo dejo para ti, para que lo descubras tú sola.
Es una novela que mantiene en todo momento una alta carga emocional. Conocer la vida de Maya se me ha hecho muy duro. He tenido el corazón encogido en prácticamente toda la novela. También hay momentos tiernos y bonitos, de los que te sacan una sonrisa perenne y te dejan el corazón blandito. Pero si quieres adentrarte en esta historia creo que es justo saber que el drama está asegurado.
Dejando un poco de lado lo dicho, me ha encantado la historia de Maya y Lucas. Qué bonito todo, con sus momentos pícaros y sus escenas de atracción y tensión, la autora ha llevado de forma muy bonita la relación de ambos. Ya era hora de que algo le saliera bien a la pobre Maya. ¿O tal vez no? Porque, para no perder la costumbre, llega un momento en que todo se tuerce de nuevo...
Cuando no queden más estrellas que contar es una de esas historias que dejan huella en tu recuerdo, en tu pecho y hasta en la piel. Inspirándome en una frase de la autora, haber leído esta novela es como abrir una herida para después cauterizarla. Te rompe y te sana. Te atraviesa. Y una no sale indemne después de haber pasado por una lectura con una intensidad como esta.
Toca temas importantes como el maltrato psicológico, el abandono, problemas familiares... y alguno más que seguro me dejo en el tintero. Y a pesar de ser una historia dura de las que, insisto, te atraviesan, la autora consigue crear un aura de superación y aprendizaje de la vida que consigue que cierres el libro con una sonrisa en los labios. Pero eso sí, si vas a leerlo, prepárate para el gran viaje emocional en el que te vas a adentrar.
A mí, personalmente, me encantan.